viernes, 24 de agosto de 2012

Capítulo 23. MOVIMIENTOS EXTRAÑOS.

En este capítulo tengo que hacer un paréntesis cronológico por la naturaleza de estos relatos. No es un libro al uso donde vayas leyendo capítulo a capítulo pues cada uno de los que escribo de inmediato os lo dejo en el blog-libro para que los vayáis leyendo.

Y digo que tengo que hacer un paréntesis porque los hechos que voy a narrar no sucedieron de acuerdo con el momento que estoy hablando, pero no desvirtúa para nada lo acontecido pues es una muestra mas de la importancia que tenía lo que decíamos y el intento de desestabilizar a la emisora. Una desestabilización que si que se consiguió en parte pero que no hizo que un servidor dejara de seguir la línea reivindicativa y de denuncia de injusticias que había tomado definitivamente desde el mes de noviembre de 2007.

El tema comienza una mañana a las 9. Recibo una llamada de una persona ajena totalmente a Junta, oyente habitual, que me llama. Por aquel entonces teníamos un teléfono móvil donde recibíamos mensajes de los oyentes pero que fuera de programa servía a algunos de ellos para ponerse en contacto con nosotros.

En la llamada me dice que en la noche anterior había habido una reunión urgente en Junta del presidente con los vicepresidentes por la dimisión de uno de ellos.

Yo, ingenuo de mi, llamo a la delegación de medios y pregunto. Me dicen que esto no era así, que la reunión no había existido y que eso era mentira. Cuelgo y doy el tema por zanjado. Si resulta que en la delegación de medios me dicen que no, pues lo doy por válido y ya está.

Varios días después, no acierto a recordar cuantos pero creo que es tan solo un o dos, recibo una llamada de un vicepresidente bastante exaltado, nervioso y con acusaciones hacia mi que eran mentira.

Yo me quedo sorprendido y le digo que respire un momento y me explique que es lo que pasa con tranquilidad.

- ¿Qué a que estás jugando? Que estás diciendo que voy a dimitir y eso es mentira. Que ya está bien de que digas mentiras.

Yo alucinaba. Me costó entrar en materia porque no sabía por donde iba, es más, no recordaba lo de la llamada y le dije que no era cierto. Que yo no había dicho nada, solo que recibí una llamada y para contrastar me puse en contacto con la delegación de medios quien me dijo que no y cerré el tema.

- Pues si que tienes que haber dicho algo porque me dicen que lo han comentado Gabi Aranaz (delegado de medios), Julio Torras (Vicepresidente de Nou Campanar) y Rafael de Lázaro (presidente de la agrupación Mestalla-Benimaclet por aquel entonces).
- ¿Qué quien te ha dicho que? Eso es mentira, de verdad, que no he comentado nada.
- Pues entonces ¿por qué van diciendo eso?
- Que yo no lo sé. Si estas personas han dicho es que te digan quien se lo ha dicho porque yo no he hablado con ellos para nada.

La conversación quedó no muy bien porque parecía como si yo quisiera mentir al vicepresidente (que ahora ya no lo es) y dejarle en mal lugar.

Ni corto ni perezoso, al día siguiente llamo a los tres, uno por uno. Yo pensaba que a mi no me toca nadie las narices ni me mete en fregaos que yo no tengo nada que ver.

Llamo a Gabi y me lo desmiente, llamo a Julio y lo mismo con el consiguiente cabreo de este porque se hacía cruces, llamo a Rafael de Lázaro con quien apenas me unía relación y también me lo niega.

Llamo al vicepresidente y le digo que he hablado con ellos y que eso es mentira. Este suaviza su postura respecto a la tarde anterior e intenta que el tema se zanje.

Para el y para mi si que se había zanjado, pero para Julio Torras parece que no y se presentó en Junta para aclarar el asunto. Iba cabreado y parece que esta actitud de Julio Torras hizo que tel tema no llegara a más. Pienso que no esperaban que me moviera de la forma que lo hice. Igual es que no estaban acostumbrados y yo no iba a agachar la cabeza y dar la razón por quien era. Igual es que esta persona no pensaba que un “don nadie” se iba a revelar.

Nadie había sido. Nadie había dicho nada y no pasaba nada.

Yo seguía alucinando. Primero me monta el pollo, luego quiere que el tema desaparezca. ¿A que estamos jugando? ¿Quién se creía que era yo?

¡Vamos! ¿Qué pensaba el vicepresidente que me iba a quedar de brazos cruzados? ¿O es que era verdad y quería amilanarme?

Sea como fuere mi actitud la tuve muy clara. Pero pienso que él no esperaba mi reacción de llamar a los que él me había nombrado. Una vez más me sentí subestimado. Una subestimación que yo pensaba que con el tiempo iría desapareciendo pero vistos los hechos en las preselecciones del año pasado con el consabido tema de una candidata amiga de una componente del jurado de un sector, parece que sigue en vigor. Este capítulo, por reciente, lo tengo muy fresco, aún conservo el correo que me puso en guardia. Pero todo a su tiempo.

La subestimación de parte de los que “mueven los hilos” de Junta ha sido un denominador común desde la creación de Música y Fallas Radio.

Pero esto, para mi, justifica algo que muchas veces Vicente Fayos me ha echado en cara, y no es otra cosa que me ha acusado de dar mucha información sin contrastar. Cosa que no es cierta.

Esta es la fecha que aún estamos por que alguien nos diga mentirosos por decir algo en antena que no es cierto.

La opinión es libre y no tiene porque coincidir con nadie. Pero en cuestión de hechos y noticias emitidas, todos los que participamos o hemos participado en los distintos programas durante casi seis años, estamos muy tranquilos. Nadie ha mentido. Por eso vamos muy tranquilos y salimos al aire con la tranquilidad de hablar de corazón, de sentimiento. Esto hace que no tengamos que recordar en que hemos mentido para en otro programa no decir lo contrario y que se nos vea el plumero. Ya sabéis aquello de que “se coge antes a un mentiroso que a un cojo”.

En algún momento he intentado que me dijeran algo, pocas veces por cierto, y la desconfianza ante mi llamada y los recelos que ha despertado posteriormente a lo que he relatado ha hecho que siempre haya buscado la noticia por fuera y me haya dejado llevar por el intento de que deje la información comprometida y me dedique solo a lo dulce, a lo bonito.

Yo siempre he pensado que para eso ya están los otros medios. Que si yo me pongo a informar y digo lo mismo que los demás ¿para que sirve?

Y esa es una cruz que siempre he llevado con ciertos poderes. Ser libre, decir lo que pienso, ser consecuente con mi conciencia y tratar de llevar la realidad, aunque sea cruda, a nuestros oyentes. Hoy por hoy sigue siendo así y así lo estamos contanado.

En más de una ocasión me “han invitado” que siga una línea tranquila. Y yo por dentro me he reído y pensaba “cuando me dices esto es porque algo de lo que te digo no te gusta, amigo”.

Después del episodio de la llamada me preguntaba que qué es lo que sucedía. ¿Quién me había metido en este lío? ¿Quién había contaminado mi llamada y por qué? ¿Qué interés había en que yo me viera metido en líos de este tipo? ¿Qué estábamos tocando en la fiesta que ciertos poderes estaban tan molesto conmigo que intentaban desestabilizarme?

Con el tiempo he ido descubriendo cosas. Pero os digo que aún me quedan muchas por descubrir. Y otras que he descubierto que nunca contaré porque, aunque os parezca paradójico y el paso del tiempo pueda haber mitigado, si las sacase al aire me perjudicaría mucho a mi, no cambiaría nada y encima me crearía muchas enemistades. Más de las que tengo.

Una de las personas que siguen este blog y que vivió con nosotros los primeros años muy de cerca como oyente, me ha dicho que hay cosas que me callo. Si, es cierto, y puede que si este blog-libro me cree enemistades o alguien intente poner en duda lo que digo, saque algunas al aire. Pero es que pienso que hoy por hoy, con lo que estoy contando y lo que llevo dicho en los 23 capítulos que habéis podido leer, es suficiente para dar mi versión de unos hechos que llevo años oyendo en mi contra sin darme la oportunidad de defenderme o mostrar mi opinión al respecto.

Estos comentarios me crearon una fama que aún a día de hoy, algunos que tengo en contra de esta primera oleada de oyentes, siguen pregonando y que ha llegado la hora de decir ¡Basta!

¿Alguien está dos años, tres, cuatro o cinco, trabajando en un sitio sin cobrar? Si es así o una de dos, o es tonto por estar tanto tiempo trabajando sin cobrar, o es mentiroso. Sobre todo cuando guardo los resguardos de los cheque y las transferencias realizadas a ciertas cuentas.

¿Alguien piensa que si una persona que quedo con ella para que me haga una colaboración determinada, le digo que pase a cobrar posteriormente, desaparece y no sé nada de él, no viene para nada y aún se lo debo (cantidad pequeña) es para que vaya diciendo que soy “un ladrón”? Yo, cuando alguien me debe dinero, aunque sea poco a poco, le pido que me lo vaya pagando. Ya sabéis el dicho de “no hay malos pagadores, sino malos cobradores”.

¿Alguien ve normal que quede con una persona que trabaja para mi con que le voy a liquidar de una manera determinada tras varios años trabajando en la empresa y a los pocos días reciba una carta de Trabajo porque un allegado suyo es “sindicalista de la EMT” y le coma la cabeza al estilo de los sindicalistas y me denuncie, cuando había cobrado siempre?

Son varios hechos que me van quemando y van minando mi confianza en cierta gente y en ciertos hechos. Y que encima sea gente de fuera de la emisora quien te cuente esto porque se dan cuenta de la terrible injusticia te subleva aún más.

Pues bien, aún hoy en día hay quien piensa que no pago a nadie (seis años en antena y que bueno soy que sin pagar a nadie sigo haciendo mi programa todos los días y sigo teniendo gente que me trabaja).

Más de uno de los que hablan así de mi se tenía que dar una vuelta por si mismo y pensar que hacía mientras que yo me tiraba horas y horas tratando de controlar todo en la emisora, la parte administrativa, personal, tesorería, programación, periodismo y todo lo que rodea a una empresa de este tipo, mientras que esta o estas personas se dormían en el desempeño de sus funciones o aprovechaban para enviar datos de la empresa a su correo o contar lo que pasaba por Messenger (que entonces estaba de moda, aún no había ni Facebook ni Twitter) o contar en la calle todo lo que pasaba dentro de una forma totalmente distorsionada. Y pruebas y testimonios de lo que acabo de contar tengo.

Obstáculos y obstáculos que sigo aún hoy en día intentado superar. No puede permitir que una persona que aún se cree las mentiras vertidas sobre mi, sin ni siquiera darme la oportunidad de dar mi versión, le diga a un actual colaborado mío aquello de “pero Pepe te paga todos los meses”.

Esto ha sucedido hace muy pocas semanas.

En el próximo capítulo comentaré un episodio en el que no tuve nada que ver con Julio Tormo y Begoña de la Concepción, pero que el hecho que sucediera en un programa mío hizo que alguien me acusara de dejar hablar a “todo el mundo”.

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