viernes, 31 de agosto de 2012

Capítulo 27. SE CIERRA UNA ETAPA. SE ABRE OTRA.

Y llegó julio. Un mes marcado como sabéis por las preselecciones y por las entrevistas a las preseleccionadas como suele ser habitual. Por ello los problemas se “disfrazaron” y no salieron tanto a la luz como cosas anteriores. Pero no había esa conexión que nos había caracterizado y que nos hizo tan populares dos años antes.

Aún así, tengo que reconocer que cara al público, los programas salían sin aparentar nada o casi nada. Y así me lo observaban gente cercana que conocía perfectamente lo que estaba sucediendo dentro.

Las retransmisiones de las noches se iban haciendo. Las entrevistas a las preseleccionadas se iban desarrollando conforme a lo previsto y nada parecía presagiar que esto se fuera a romper.

Algunos detalles daban cuenta de la poca ilusión con la que alguien trabajaba, como era dormirse en el micrófono y tener que sustituirle otro colaborador que se ofreció en vista del estado en el que vio a esta persona. Era verano, las noches eran tentadoras sobre todo si se pasaban con nueva compañía. Pero la falta de profesionalidad se podía ver acentuada por el mal ambiente que se vivía dentro de la emisora y derivó en un mes en el que se sacaron los programas a trancas y barrancas. Pero se sacaron.

Había pendiente una conversación para final de mes, antes de irnos de vacaciones pero sucedió en el mismo día dos cosas inesperadas.

Una fue que escuché una conversación de dos personas de forma inesperada y en la que estas dos personas creían que no las escuchaba. Es conversación me aclaró muchas cosas que si bien no tenía duda, siempre tienes la esperanza de que no sea así. Pero sin duda era cierto lo que se pensaba de mí.

La otra es que una persona cercana a la emisora se nos sinceró y nos puso al día de muchas cosas que desconocía pero que se intuía por el mal ambiente reinante dentro.

No diré que yo tenía la razón absoluta, pero si que tenía mi razón. Una razón que si se me explica, se me razona y se me hace ver que estoy equivocado puedo rectificar. Pero si en lugar de razonar lo que no estas de acuerdo te dedicas a pregonarlo y comentarlo con todo el mundo poniendo a la persona responsable a parir y no lo comentas con él, puede llegar el caso que esta persona se entere y es cuando tenga que tomar medidas.

La conversación que íbamos a mantener antes de vacaciones la pospuse para la última semana de vacaciones antes de incorporarnos a trabajar. Tenía que recoger mas datos para saber por donde andaba el tema. Lo acontecido ese día hizo que tuviera que recopilar esta información.

Y llegó esa semana en un mes en el que escuché cosas que hasta ahora no sabía.

Tuve una conversación con Vicente y tras ofrecerme una propuesta en la que el haría la parte digamos “bonita” del programa, me dejaba a mi la espinosa. Yo le dije que no, que de esta forma cada uno tendríamos un programa y eso no podía ser. Le vi manejado y teledirigido. El nunca me había dicho nada de eso. Pero sobre todo lo pensé cuando empezamos a debatir sobre las horas trabajadas y el trabajo que iba a realizar.

No discutí, le ofrecí que a partir de ahora haría sus 8 horas diarias con el sueldo según convenio y nada más.

El horario que entonces puse en el programa fue a partir de las 7 de la tarde. Era una nueva apuesta porque quería poner a las e de la tarde un magazine fuera de lo fallero. Pero eso no resultó como esperábamos y al poco volví al horario habitual.

Como el tenía que seguir su horario, le dije que estaría de 9 de la mañana a 2 de la tarde y de 7 a 10 de la noche. El programa seguía y a Vicente lo despedía a las 10 en punto. Así cumplía su horario.

Llegó el día de la elección de las cortes en Pabellón de la Fuente de San Luis. Él y otra persona me preguntaron si los iba a acreditar. Yo les dije que no. Uno por ser quien le estaba aconsejando sobre como tratar los temas y otro porque no quería que me dijera nada de las horas. Así que, como la elección era sábado por la noche, no lo acredité.

La sorpresa mía vino cuando los vi con una acreditación de otro medio. Mi indignación iba por dos partes. Por una el estaba trabajando para mi y como no le di acreditación se la pide a otro medio. Y por otra parte la delegación de medios quienes conocían perfectamente que Vicente trabajaba para mi y se la dan. Entonces yo me preguntaba ¿para que tanto pedirme los nombres, apellidos y DNI de los colaboradores de Música y Fallas Radio si luego a los demás medios les daban las acreditaciones como ellos quisieran? ¿No me podía sentir indignado por que solo era yo el “controlado”? ¿Por qué a mi si y a los demás medios no? Y es que ellos sabía perfectamente que Vicente trabajaba conmigo y sin embargo no les extraña que vaya con una acreditación de otro medio. Uno llega a pensar que si pero que también pensaban que sin él la emisora no saldría adelante y dándole la acreditación rompía mas nuestra unión. Era para pensarlo de verdad.

Lo cierto es que a partir del año siguiente las acreditaciones van personalizadas con nombres y DNI. El mensaje que envíe en el programa siguiente se ve que llegó perfectamente.

El malestar interno seguía avanzando. No había marcha atrás. Vicente, un valor importante de la radio se dejaba llevar por consejos erróneos y seguía su camino errante en la emisora. Todo esto hasta que llegó mediados de octubre.

Un día me llama una persona y me dice:

- Pepe, sabes que el día… es el cumpleaños de Vicente, ¿no?
- Si, lo sé. Cuéntame.
- Pues sus amigos (los que en junio le habían aclamado como un emperador en la falla Centenar de la Ploma, los que en septiembre llamaban para que me pusiera mas publi por la tarde porque por la mañana querían escucharlo a él) van a bombardear de llamadas el programa de la mañana y van a hacer algo parecido a lo de Catarroja pero en directo en el programa de la mañana.

Evidentemente no voy a decir quien era mi fuente. Pero era totalmente cierto pues lo contrasté con otra u otras personas.

Entonces, dos días antes de su cumpleaños tomé una decisión. Hablé con la asesoría y le pregunté si le podía dar tres días mas de vacaciones a parte de las que le dí en verano. Me dijeron que si, que no había ningún problema y que se lo diera por escrito.

Así lo hice. Le di tres días de vacaciones y el día de su cumpleaños no recibimos ninguna llamada porque le pedí al sustituto que no diera entrada a ninguna.

Ahí no quedaba todo. Cuando se iba a cumplir la mini vacaciones, el día anterior, me volvieron a llamar y me dijeron que lo que se había quedado pendiente por parte de sus amigos-oyentes lo iban a hacer ese día, el primero que volvía.

Si no quise que aquello se convirtiera en un pasteleo a nadie el día de su cumpleaños, menos quería que fuese dos días después. Así que volví a darle una semana más de vacaciones. Una semana que no se cumplió porque antes de que acabara me traía su baja voluntaria de la empresa.

Ese día de la segunda quincena de octubre finalizaba una relación que fue bonita mientras que se basó en la sinceridad mutua. Lo lamenté pero la emisora seguía y yo seguía. No podía bajar la guardia. Se que ahora cierta gente iba a ponerme en el punto de mira de los comentarios. Pero no me preocupaba pues sabía que el tiempo pondría a cada uno en su sitio. Y es hoy en día y cada vez estoy más convencido. Yo sigo haciendo Nuestras Fallas, el primer y único magazine de la radio dedicado exclusivamente a las fallas y ahora con más y mejores colaboradores. Casi tres años con ellos así lo certifica.

Se abría una nueva etapa. Si poner en marcha la emisora fue un gran reto. Ahora el reto era mayor. Demostrar que nadie es imprescindible. Y a por ello que me fui.

Como este capítulo ha ocupado varios meses de historia interna, en el próximo capítulo hablaré de cosas que paralelamente sucedieron en el exterior de la emisora y me refiero a temas falleros.

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