domingo, 19 de agosto de 2012

Capítulo 16. LOS PREMIOS BERNI Y LA “BATALLA DE LOS MEDIOS”

Octubre finalizaba con una excelente noticia. ¡Nos daban el premio Berni! Pero con matices.

Me llaman de la falla Marqués de Montortal-Berni Catalá y me comunican que nos habían otorgado el Premio Berni a los medios de comunicación por nuestra labor en pro de las fallas. El premio era para Música y Fallas Radio.

Sobre este premio planea aún hoy en día una duda. Hay quien dice que el premio en principio me lo concedían a mí personalmente. A la persona de Pepe Herrero. Y que era por la trayectoria que llevaba en la radio fallera. Como conté en el capítulo inicial desde 2003.

Pero si me lo daban a mi, solo iba yo a recogerlo. Mientras que si se lo daban a Música y Fallas Radio iríamos los dos, Pepe y Vicente. Para entonces una pareja indisoluble. Hay comentarios sobre, supuestamente, quien cambió el destinatario del premio para que fuéramos los dos.

Sea como sea, la alegría para nosotros fue total. Pero esta alegría iba por barrios.

El ataque de cuernos de otros medios de comunicación fue tan exagerado que semanas después, en los premios “Desgarrats” de la falla Zapadores, cuando Braulio Torralba recogió su premio, en lugar de ensalzar la labor de la falla con ese premio y agradecer ser el destinatario, Braulio soltó una perorata en la que criticaba los premios de otra falla, en concreto de una que tenía pensado descolgar de su vitrina por que los que habían dado este año no eran dignos. Por supuesto se refería al premio Berni que nos habían dado y que el ya tenía.

Esto fue el colmo. Ya no aguanté más. Y exploté.

En un programa, le dije a Vicente que me dejara que iba a decir lo que pensaba. Y comencé a decir lo que no me parecía bien de los medios de comunicación porque hacía poco que se había dado un hecho que me llamó mucho la atención. Y es que durante ese año me di cuenta de un hecho que sucedía con las fallas y los medios.

Depende de lo amigo que era el presidente o alguien de la falla de los medios de comunicación, así eran de cantidad los que asistían a los actos falleros.

Por ejemplo. Una falla de Primera A presentó bocetos y a ella fueron la práctica totalidad de los medios “en bandada”. Pero otra falla de la misma categoría, como no había buena relación, no fue ninguno.

¡Y claro! Yo me preguntaba ¿por qué a unas fallas si, y a otras no? ¿Por qué dependía de que falla fuera iban todos o no iba ninguno, con la repercusión mediática posterior?

A mi eso me indignaba. No veía bien que se discriminara a las fallas “por amistad” (u otras cosas) con los medios, o mejor, con determinados medios que parecían los “machos dominantes” de la manada mediática. Donde ellos decidían iban todos. Donde no, no iba nadie. Hasta en eso yo era diferente porque no me dejaba guiar por lo que ellos decían.

No era bien visto. O mejor, acrecentaba mi antipatía por esos y otros detalles. Esta poca simpatía la vi el 9 de octubre cuando fui invitado a la cena de la agrupación de Ruzafa y cuando pasé por una mesa donde estaban los “medios dominantes” el saludo fue tan frío y distante que opté por seguir mi camino. Por eso luego no me importó decir en antena lo que dije.

Y lo que hice fue reprochar a los medios que hubiera esa discriminación. Que no se tratara a todas las fallas por igual. Que se pusieran a las personas por delante de las fallas. Porque eso era lo que hacían. No importaba la falla, sino la persona que hacía que fueran a esa falla. Y entonces todos iban en manada a una. A mi eso me rebelaba. Y lo hice público.

Para entonces hubo un oyente que me reconoció una cosa: “Pepe, es que antes para publicar algo de nuestra comisión teníamos que pedir el favor de que lo publicaran en los medios. Desde que estáis vosotros, sois los que pedís el favor de que os facilitemos los detalles de los actos para que los publiquéis”.

Es decir, habíamos pasado de que los medios controlaban lo que salía al aire y lo que no, a que eran las fallas las que tenían una ventana abierta sin discriminación para publicar lo que quisieran.

Y, claro, eso dolía. Seguía entendiendo el por qué de las pocas simpatías que mi persona despertaba. Y por eso me lancé a airearlo todo. Ya estaba cansado.

Esto provocó la indignación por parte de ciertos medios. Otros no se dieron por aludidos, o no les importó.

Pero la traca final sucedió en el programa de Morosoli “La Radiografía de las Fallas” donde les puse encima de la mesa el tema a los contertulios, el propio Bernardo y Emilio Fernández, de la falla Císcar-Burriana, quienes no tuvieron opción de contestar.

Yo le dije:

- ¿Qué os parece el que un persona de un medio juzgue y manipule según le conviene un premio de tanto prestigio como el Premio Berni porque se lo han dado a alguien que el no considera? ¿No os parece una manipulación en toda regla?

¡Bueno, bueno! Como un resorte, sonó el teléfono y era Braulio Torralba quien entró sin saludar e insultándome. Si hubiera sido en otro contexto le hubiera colgado por maleducado. Pero a mi me interesaba mucho mantener es conversación pública porque era poner a cada uno en su sitio.

Mas de una hora de discusión en la que, claramente, le di por todas partes. Entre otras cosas le dije que si es que yo estaba obligado a callar si un medio de comunicación mentía o decía algo que no era verdad. Y el como si de un mal llamado corporativismo se tratara, me decía que si. Si un medio decía algo o se metía con alguien yo tenía que dejarlo y callarme.

- ¿Y si ese medio miente también?
- Es que tu lo que tienes que hacer es defender a los medios y tenemos que ir todos a una.
- Pero yo no estoy interesado en defender a un medio si ataca a una falla injustamente.
- Llevamos muchos años todos los medios juntos y no debes de romper esa unión.
- Mira, Braulio, que tengas claro una cosa: si a una falla se le ataca injustamente yo defenderé a la falla porque antes que medio de comunicación soy fallero. Y me da igual lo que hagáis los medios. Vosotros podéis tener una idea de lo que son unas cosas y yo tendré otra. Pero no voy a tragar con lo que vosotros decís.
- Es que si no haces eso te puede costar caro.
- ¿Me estás amenzando?
- No, pero atente a las consecuencias si no sigues con esta norma.
- No lo entiendo. ¿Me quieres decir que si no sigo lo que me dices me puede pasar algo?
- No, pasar algo no. Pero que no tengas nuestro apoyo ni nuestras simpatías y te veas solo.
- Pero, si hace tiempo que me veo solo. Mira, hace un año que comenzamos Música y Fallas Radio, y ningún medio de comunicación os habéis hecho eco de que somos la primera emisora dedicada exclusivamente a las fallas. No habéis publicado ninguna noticia, no me habéis hecho ninguna entrevista. Habéis pasado de nosotros totalmente. Os he entrevistado a todos y os he dado publicidad. Cuando he estado con vosotros me habéis ignorado. Y ya me he cansado. No me vendas la burra de corporativismo cuando me habéis ninguneado en vuestros medios. Todo los falleros nos conocen o saben de nuestra existencia y vosotros, como no bailo al son que queréis, pasáis de mí. Y ya me he cansado, Braulio. A partir de ahora seguiré el camino que tenga que seguir y criticaré o ensalzaré lo que en conciencia deba de hacer. Y no me vais a decir ningún otro medio de lo que tengo que hablar ni de lo que no.
- Pues si esa es tu decisión, tú verás.
- Yo veré y te aseguro que iré con la cabeza bien alta sin esconderme de nadie.

Es hoy en día y sigo sin tener que ocultar nada. Todo lo que he dicho y he hecho, el tiempo me ha dado la razón. Nadie puede decir que mienta. Y, si alguien lo dice, como así ha sido, es porque no tiene otra salida. Pero decir que miento es tirarse piedras sobre su tejado de credibilidad.

Desde ese día, los medios están conmigo distantes. O ciertos medios. Porque hay quien si que me ha vuelto a hablar. Supongo que será porque se ha dado cuenta que ni yo era tan malo y los otros tan buenos.

El programa acabó y el único tema que se habló fue ese.

Yo salí reforzado moralmente sobre todo después de que los oyentes nos animaran y vieran quien era cada uno. Aquella conversación fue totalmente improvisada y yo hablé de corazón. Los oyentes lo vieron y mi imagen ante los que me importaban, que eran ellos, quedó intacta. Aún hoy en día hay quien me recuerda aquella conversación.

Ante ciertos medios no fue así. Desde entonces o no me hablan o me ignoran. Pero me da igual. Allá ellos.

Después de casi cinco años de esta conversación, os aseguro que no me arrepiento de nada de lo que dije ni de lo que hice. No sirvió de mucho porque siguen en la misma tónica en la que depende de cómo sean amigos así van a los actos. Pero dije lo que pensaba y lo que sigo pensando.

Este tema ha variado bastante y ahora es raro ver a muchos medios en los actos. Tan solo los que no faltan nunca, que son los medios digitales, las Web’s que nos informan habitualmente. Esto unido a la reducción de medios de comunicación debido a la crisis hace que la razón que movió la discusión que centra este capítulo haya perdido su corazón. Si que es verdad que los medios van a actos, pero ante tantos actos y coincidencia de horarios y fechas, cada uno va donde puede o quiere.

La primera prueba superada. En el siguiente capítulo hablaré de la delegación de medios de Junta que una vez más me agravió y también salté de indignación.

1 comentario:

  1. Matizo que hoy en día (21 de septiembre de 2016) y desde hace un tiempo, mi relación con Braulio y otros medios ha quedado totalmente restablecida y ya no hay ningún problema.

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