Tras el descanso de agosto que vino muy bien para recomponer
lo que había sucedido en los meses anteriores, en principio se presentaba
tranquilo. Nos disponíamos a vivir otro mes de elección de cortes, de
entrevistas, de llamada de la alcaldesa…
Parecía que la tormenta había pasado pero se venía otro
capítulo que al principio me haría mucho daño pero duró poco, es como cuando
vas al dentista para que te quiten una muela, primero te duele mucho el
pinchazo pero luego se te duerme y cuando despierta ya no te duele nada porque
el mal ha terminado. Aquí el pinchazo fue de varias semanas y el despertar
feliz tan solo tardó un par de meses.
La elección de las cortes la retransmitimos por el 98.7,
todavía Música y Fallas Radio. Sin problemas y sin oposición. Las entrevistas a
las cortes las hicimos en directo en un programa maratoniano que duró desde las
4 de la tarde hasta casi las 10 de la noche. Una locura que no he vuelto a
repetir. Las pobres chicas y nosotros acabamos agotados.
Los programas se iban sucediendo pero un día recibo una
llamada en la que me indican que Vicente Alventosa se había quedado una radio
“para él”.
-
¿Una radio para él?
-
Si, si para él, aunque me cuentan que es con algún
socio.
Las noticias se iban sucediendo en torno al hecho. Los
rumores cada vez se extendían más. Hasta que un día me llegó la confirmación
porque la persona que le iba a “vender” la emisora era conocida mía, Sergio, y
mantuve conversaciones años atrás para otros temas. No me fue difícil hacer el
seguimiento. El rastro era muy sencillo. En este mundo de la radio valenciana
local no hay ni secretos ni escondrijos, se sabe todo. Es muy reducido. Ya lo
vi cuando hice los programas del Levante U.D. y lo seguí viendo entonces.
La operación de la nueva radio estaba ya cerrada. Se aproximaba
la fecha de inauguración y yo seguía haciendo programas pero también seguía
recibiendo información.
Ya había fecha para la apertura, el 11 de noviembre de 2009.
En esta fecha abriría Mi Radio como emisora fallera. Eran 7 los socios aunque
solo algunos de ellos ponían dinero, sería Alonso Salvador (q.e.p.d.) quien
pondría la mayor parte del capital según la información que me llegaba, Enrique
Vizcaino, Pascual Pérez, Rafa Ramírez, Vicente Sanz, Amadeo Sánchez y el propio
Alventosa quienes figurarían como socios. Unos poniendo dinero, los otros
pagando sus participaciones con horas de trabajo sin poner un euro efectivo,
solo su tiempo. Un sistema singular de montar una sociedad. Pero bueno, no soy
quien para criticar o alabar. Solo comento esto a nivel de curiosidad para que
entendáis algunos comentarios posteriores.
A mi me preocupó, y me puse a pensar desdoblado. Por una
parte el tema comercial y por otra el tema de popularidad.
Recién salido de la época mas negra de Música y Fallas
Radio, había ganas de una regeneración radiofónica. Mi Radio tenía la
oportunidad de llevarse esa audiencia que pedía más frescura en la programación
y recobrar los aspectos desenfadados del 100.9 en sus inicios. Entonces intenté
regenerar estos dos puntos. Afortunadamente el comercial no me preocupaba en
exceso pues los clientes iban entrando de la particular forma que tengo que
captarlos y que no voy a desvelar aquí, es evidente. Pero en la popular si
porque esto podría redundar en una bajada de facturación a la larga.
Entonces se me ocurrió una forma de llamar la atención en la
medida de lo posible. Como Música y Fallas Radio, como empresa (S.L) empezaba a
tener problemas al mezclarse con Música y Fallas Radio como emisora, pues
decidí cambiar el nombre a la emisora. Después de barajar varios nombres y
pensar algo que diera otra imagen que hiciera olvidar la etapa anterior decidí
que el nombre sería “Onda Fallera”. Así lo hice. Y la fecha del cambio también
fue estudiada. El día 9 de noviembre pues el día 11 se inauguraba Mi Radio, pensé
que el hecho de empezar a nadar con el nombre de Onda Fallera dos días antes podía crear
alguna confusión a los oyentes y traté de minimizar el efecto que la apertura
de Mi Radio iba a provocar. Me crearon un nuevo logo, el que ahora conocéis del fuego con ondas grises.
Así, Onda Fallera, comenzaba su andadura el 9 de noviembre
de 2009. dos días después abría Mi Radio en el 90.1 de la F.M.
Se iniciaba la lucha en las ondas. Yo, que tuve que hacerme
todo desde la nada, con ayudas del banco y sin nadie que me dijera lo que tenía
que hacer para seguir adelante, me tenía que enfrentar a un grupo de gente que
había tenido en mi casa todo abierto para que hicieran lo que quisieran y
pudieran hablar de lo que les diera la gana. Les enseñé lo poco que yo sabía de
radio. Les di todo y ahora se aliaban contra mi por que yo no quise dejarles
mangonear en mi emisora. Porque les puse coto y dije que hasta aquí hemos
llegado y corté toda relación.
Además yo contaba con la desventaja que la publicidad
mediática que ellos tenían yo nunca la tuve. Ellos contaban con un dinero
puesto con alegría para que todo aquello tuviera una repercusión grande. A mi
nadie me dijo nunca toma este dinero y pon en marcha una emisora. Puede que en
el fuero interno de alguno de ellos pensaran que eso me pasaba por no dejarlos
hacer lo que ellos querían.
La lucha era desigual… inicialmente. Porque luego no tardó
mucho en cambiar las tornas. Pero vamos por partes.
A la inauguración fue un montón de gente, fallera mayor
recién elegida (Laura Caballero) presidente de JCF, concejales socialistas,
otros medios, etc. etc. algunos de ellos con ganas de que esta emisora fuera la
puntilla para un servidor. Para acabar e una vez conmigo y que yo dejara de
hacer radio.
Lo mejor fue cuando me enteré de la programación: ¡calcada
de la que yo tenía! Igual, igual, igual. ¡Vamos! Que no habían tenido ni la
delicadeza de intentar cambiar nada para no coincidir. Yo pensaba que si es que entre tantos socios no habían
tenido la suficiente capacidad de crear algo nuevo y tenían tan poca
creatividad que me tenían que imitar.
Siete socios para hacer lo mismo que yo. Un montón de dinero
para igualarme. Mucha parafernalia para copiarme la programación. ¡Viva la
creatividad!
Me quedé alucinado. ¿Cómo podían hacer eso? ¿Cómo me podían
calcar la programación? ¿No tenían más recursos? Tuve momentos de desconciertos.
Una vez más la vida radiofónica me ponía a prueba.
Tras ver los horarios tomé una decisión que aún hoy
considero muy acertada. Adelanté mi programa de fallas de 14,00 a 17,00 las tres
horas que ellos hacían de 17,00
a 20,00 yo las hacía antes. Pero luego, hasta las 7 de
la tarde que ponía una entrevista de falla y a las 8 los “especiales” que
habían comenzado su andadura por aquel entonces (especiales que aún hoy siguen
cada tarde a las 21,00 horas con casi los mismos colaboradores) lo que hacía
era repetir las dos primeras horas de programas. Es decir que de dos a cinco
era en directo y de 5 a
7 grabado las dos primeras horas. ¿Por qué hice esto? Pues hoy lo puedo contar:
Por una parte me adelanté para estar por delante de ellos.
Si yo decía una noticia antes de las 5, cuando ellos empezaran tenían que decir
lo mismo que yo. Y quien me escuchara a las 2 ya no les escuchaba a las 5 pues
repetían lo mismo.
Por otra al repetir a las 5, les seguía haciendo la
competencia en horario pues de 5
a 7 coincidíamos, pero con la salvedad de que lo normal
es que los oyentes de las 14,00 no fuesen los mismos de las 17,00 pero los
temas más interesantes fueran tratados antes de ellos y a la vez coincidieran
con ellos.
Y una tercera era la confusión que esto creaba, pues veían
que desde las 2 de la tarde hasta las 10 de la noche nosotros estábamos
constantemente hablando de fallas. Más luego desde las 12 de la noche hasta las
9 de la mañana repetición constante. Es decir, desde las 2 de la tarde hasta
las 9 de la mañana fallas, fallas, fallas.
A todo esto tenía en cuenta otro detalle que no me pasaba
desapercibido desde las primeras de cambio. La “oficialidad” de sus programas y
el constante pasteleo empalagoso. Uno puede decir las cosas bonitas, pero
cuando lo endulza mucho, lo empalaga tanto que la gente no puede digerirlo.
Esos momentos en los que te apetece más un plato de aceitunas y cebolla en
vinagre que está muy bueno, que un pastel de chocolate, fresa, vainilla, trufa
y nata envuelto en chocolate blanco con almendra garrapiñada y lacasitos por
fuera en una base de dulce de leche.
Y con estas alforjas me decidí a afrontar otra prueba de
fuego en mi corta andadura radiofónica. No tenía otra. Si la publicidad entraba
solo me quedaba aguantar los envites de la audiencia. Y ahí que me eché a
andar.
En esta ocasión la página web de Junta, fallas.com, nos
trató igual que a ellos. Me publicaron una noticia igual que a ellos. Luego a
ellos un reportaje de la inauguración que, como dije, fueron las falleras
mayores, el presidente, etc. etc. hecho que hizo que el ridículo posterior
fuese aún mayor. Pero bueno, eso luego.
Los tenía a ellos enfrente, pero de facto también tenía a
cierta gente de Junta, de los otros medios y de algún otro círculo que ahora no
toca.
Al principio fue deslumbrante, la verdad. Yo los oían y me
preocupaba. Pero no podía dejar llevarme por la desazón de ver que desigual que
había sido la puesta en marcha de la emisora. Ellos se dedicaron a visitar a
clientes míos a través de una comercial que yo tenía y que ficharon para que me
tocara clientes. Había gente que venían a la emisora antigua mía que ahora
hacían labores comerciales cuando antes nunca se dignaron a traerme a nadie,
bueno si, a algún cliente que luego me reprocharon que no tuviese ningún detalle
con ellos. No sé, como nos les hubiera dado un regalo… porque con estos precios
poco podía hacer. Pero bueno, a veces piensas
que la gente te ayuda porque quiere que vayas bien y luego te das cuenta
que lo que realmente quiere es otra cosa. Pero todo es darle tiempo al tiempo.
Resistí las primeras semanas. Llegó Navidad y
afortunadamente yo seguía vivo y notaba que algo se iba desinflando en la acera
de enfrente. Detalles, comentarios. Mirad, yo les escuchaba y al principio eran
ciento y la madre haciendo el programa. Estaban todo el día allí como un niño
con zapatos nuevos. Y es que el micrófono es muy bonito. Todo fiesta y fiesta.
¡Pero amigo! Los meses van pasando, los pagos van cayendo y de fiesta no vive
una emisora. Una emisora vive de publicidad. Y la publicidad que se necesitaba
para mantener tanta gente, tanto socio y tanta estructura era mucha y pocos los
que se remangaban para intentar traerla. Así un par de meses después ya se veía
algo de decadencia.
Yo seguía aguantando marea. Pero los rumores se
intensificaban.
Mientras tanto veía
como desde Junta, desde la delegación de medios (otra vez, lo siento) en lugar
de pedirme a mi una grabación de las asambleas (yo llevaba tres años
haciéndolas y solo me las pidieron una vez) a las primeras de cambio se las
pidieron a ellos. Medios que habían criticado que yo era “pirata” ahora iban
como invitados a otra emisora “pirata” igual que yo y ahora no pasaba nada.
Vamos distinto rasero. Totalmente interesado.
El apoyo de tanta gente a Mi Radio seguía pareciéndome que
era para ver si yo me hundía. Pero este apoyo también duró poco.
Aun así tengo que desvelar un hecho para mi muy triste. La
Federación de Fallas con Especial Ingenio y Gracia celebraba el 28 de
diciembre, como es habitual, una fiesta con la entrega de los premio I+G, etc.
y como el año anterior la iba a retransmitir. Pero su presidente (sigue siendo
el mismo ahora) me pidió que no lo hiciera. Vamos, que poco menos que invitó a
que no fuera por allí.
El día del acto veo que Mi Radio lo retransmite en directo.
Y a mi esto me sentó muy mal. Pero peor me sentó que siendo casi todos los
presidentes de las fallas que lo componían conocidos y amigos, nadie le pidiera
responsabilidades a Ramón Lluch. Además de que cuando Fayos leyó la propuesta
de cambios de premios que esta Federación propuso y se burló descaradamente,
fui yo quien puso sobre el hecho al presidente de la Federación de lo que había
sucedido. Y mira, así me lo agradecieron.
Pero fue llegar enero, febrero y paulatinamente los programas
de fallas de ellos caían en calidad, descendían en color, llegada y interés
para el público. Así me lo hacía llegar los propios oyentes. En estas fechas
los actos a los que asistíamos eran numerosos. Todo me llegaba. Incluso que uno
de los socios decía y confesaba que nuestro programa de fallas le daba mil
vueltas al otro. Algo que no me sorprendía pues los había tenido a todos y,
radiofónicamente hablando, sabía de que pie cojeaba cada uno. Lo que si me
sorprendió fue el corto espacio de tiempo en el que comenzó la degradación
interna, con abandonos, expulsiones y deterioro progresivo
En abril más menos, dejaron de emitir y la vendieron a otro
grupo. Lo que sucedió me da igual, me contaron cosas pero no me interesan.
Lo que demostró si que lo quiero comentar. Si yo les hubiera
dejado en sus manos la emisora como me pedían para hacer ese tipo de programas,
ese tipo de gestión, ese tipo de línea editorial, les hubiera pasado igual que
les pasó con Mi Radio.
Me demostré mi mismo
que mis decisiones, unas tras otras, eran acertadas.
Seis meses después de calcarme la programación, de intentar
demostrar que yo estaba equivocado, de intentar hundirme, Mi Radio como emisora
fallera desaparecía. Dejaba de emitir y el envite, una vez más, era mío.
La constancia de no dejarme llevar por el derrotismo y
ofrecerme día a día a los oyentes como soy yo, sin mentiras, me había permitido
seguir adelante en esta tormenta en la que intentaron que zozobrara mi nave.
Ahora los que les rieron las gracias, los que apoyaron, los que fueron a la
inauguración con pompa y boato veían como aquello fue flor de un día,
El programa Nuestras Fallas ha superado las 1300 ediciones. El
18 de octubre de este año 2012 (esto lo escribo una semana antes) cumple seis años en antena y sigue más
fuerte que nunca.
Yo nunca he puesto en marcha algo para hundir a alguien. Cuando
empecé el programa lo puse a las 4 de la tarde para no coincidir con ningún
otro medio. Luego no me vi correspondido. Da igual.
El sufrimiento había acabado. Lo que no te mata te hace
fuerte. Creo que si.
Con el 2010 y el cierre de Mi Radio, la tranquilidad se
adueñó durante un tiempo. Pero no terminan los movimientos. Esto para otro capítulo. Mi radio (Onda Fallera) había vencido a Mi Radio (90.1)
P.D. Que quede claro que no le guardo rencor a nadie. El tiempo pone a cada uno en su sitio.